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Sistemas de administración del oxígeno
¿Cómo se proporciona el oxígeno?
Para realizar la oxigenoterapia necesitamos que el paciente respire el oxígeno a través de una mascarilla o cánula nasal, conectada a la fuente de oxígeno a través de un tubo.
- Gafas nasales: es el dispositivo más sencillo y el más utilizado. Son 2 pequeños tubos colocados en las fosas nasales con apoyo alrededor de los pabellones auriculares. Permiten al paciente hablar, toser, comer y realizar cualquier tipo de actividad sin necesidad de interrumpir la administración de oxígeno.
Se recomienda su uso con flujos de oxígeno menores a 4l/min, con equipos que funcionan mediante válvula continua o por pulsos. Como inconvenientes, no se puede conocer la concentración de oxígeno exacta que recibe el paciente, pueden producir irritación y erosiones por presión en la piel y se pueden descolocar durante el sueño.

- Mascarilla simple:
permite regular con mayor precisión el flujo de oxígeno y alcanzar concentraciones de hasta 40% con flujos de 5-6 l/min. Dispone de unos orificios laterales para la salida del aire espirado. Cubre la boca y la nariz, necesitando ser retirada para comer o asearse.
Como inconvenientes, se descoloca con facilidad durante el sueño y requiere flujos de oxígeno más elevados que con gafas nasales.

- Mascarilla con reservorio:
dispone de una bolsa reservorio que proporciona una FiO2 > 60% con flujos de 6 -10 l/min. El flujo de oxígeno debe ser suficiente (> 7 l/min) para mantener la bolsa inflada. Dispone de 3 válvulas que impiden la recirculación del gas espirado.

- Mascarilla tipo Venturi:
asegura una FiO2 constante entre 24-50%. Es el sistema más utilizado en el ámbito hospitalario.
El flujo de oxígeno pasa por un orificio que se mezcla con el aire ambiente consiguiendo la administración de oxígeno a una concentración fija.

- Mascarilla de alto flujo con cánula nasal.
Alcanza Fio2 superiores al 50%. Calienta y humidifica el flujo de aire, permitiendo flujos más altos de hasta 60 l/min.
Es utilizada en enfermos con insuficiencia respiratoria crónica o aguda, en adultos y en pediatría.
Aportan una fracción más constante y elevada de oxígeno, generan una presión positiva en las vías respiratorias reduciendo el espacio muerto intrapulmonar. Ofrecen comodidad y son mejor toleradas por el paciente.

Material complementario:
- Tubo de conducción que conecta la fuente de oxígeno con el sistema de administración (mascarilla, gafas nasales…). No debe superar los 2 m de longitud.
- Alargaderas para permitir la movilidad del paciente dentro del domicilio. No deben sobrepasar los 15 metros (más los 2 metros del tubo), pues produce pérdida de presión/flujo de oxígeno.
Determine la distancia máxima para poder oír la alarma del equipo y evite malas conexiones o fugas, así como tropiezos con la alargadera o pinzamientos.
NO USE NUNCA alargaderas en equipos que funcionan a flujo a demanda o por pulsos (solo administran oxígeno durante la fase de inspiración). - Humidificadores: se usan para flujos por encima de los 3l/min y climas poco húmedos para evitar la sequedad nasal. Se recomienda el uso de agua destilada estéril para evitar precipitados y posibles infecciones del agua que podrían propagarse a los pulmones, y una limpieza frecuente para evitar contaminaciones. Compruebe el buen cierre de las roscas para evitar fugas de oxígeno o la condensación excesiva de humedad en el tubo, que podría llevar a goteos de líquido en las fosas nasales. En equipos con flujo a demanda (pulsos) NUNCA usar humidificadores.
- Dispositivos ahorradores que liberan oxígeno solamente durante la inspiración, cuando va a ser realmente aprovechado, para prolongar la duración o autonomía, permitiendo al paciente salir del domicilio un mayor número de horas.